fidelización de clientesQue no se la lleve el tiburón

¿Cuál es el secreto de un matrimonio feliz?, ¿por qué unas parejas a penas duran unos meses juntas y otras son capaces de estar juntas toda la vida? Se trata de preguntas que podrían exportarse también al terreno de las relaciones comerciales, pues las empresas buscan constantemente cómo conseguir clientes fieles, que se queden siempre con las ganas de tener una cita más. Como si de una “discoteca” llena de gente se tratara, en el mercado, hay que saber qué es lo que hacer para que “el tiburón” no se lleve la pieza.

Os dejamos aquí 5 buenos consejos en los que se basa una relación próspera y larga de pareja y que pueden aplicarse también al mundo de las relaciones comerciales:

–          Confianza. No nos cansaremos nunca de repetirlo, es uno de los grandes pilares. Para que un cliente nos elija frente al resto, primero debe confiar en nosotros. Para ello, es importante ser coherente con lo que hacemos y con lo que comunicamos. La falta de transparencia no es un lujo que podamos permitirnos.

–          Beneficio personal y…. ¡económico! Como en una relación de pareja, en una relación cliente-empresa, ambas partes deben percibir un beneficio. En este caso en la relación comercial el beneficio económico pesa más que en una relación de pareja, pero el hecho de experimentar una satisfacción personal sigue siendo muy importante, sobretodo para una de las partes: el cliente. En la actualidad, nuestro consumidor, proveedor, etc. no busca sólo lo más barato, sino la mejor atención, la relación más satisfactoria tanto a nivel económico como “personal”.

–          Escuchar y ser escuchado. Según Elsa Punset, una de las cosas más importantes para mantener la conexión con la pareja. Lo mismo ocurre con el cliente: quiere y necesita ser y sentirse escuchado. Además de que para el cliente es una prioridad, se trata de algo muy beneficioso para la compañía, pues ¿quién mejor que el propio cliente para decirnos qué es lo que quiere y necesita?

–          Saber pedir perdón. Reconocer los errores es de sabios. Nadie es perfecto y todos nos equivocamos, pero sólo algunos lo reconocen y asumen las consecuencias. ¿Pregúntale a tus abuelos si todos esos años juntos han sido un camino de rosas?. Toda relación tiene sus altibajos, y saber superarlos es lo que la hace fuerte. Aunque hayamos cometido algún error, seguro que nuestros clientes no se ofenderán tanto si ven que somos capaces de reconocerlo y recapacitar.

–          Mantener viva la pasión. Muchas veces cuando hemos conseguido un cliente, nos olvidamos de éste en busca de otros nuevos. Hay que apremiar y sorprender a los clientes que nos eligen. Si entramos en una rutina del olvido, nuestro cliente pronto se irá con el tiburón.

¿Alguna sugerencia más para mantener a flote una relación comercial?