experiencia del clienteLa satisfacción del cliente puede consolidar una empresa

Todos buscamos la campaña de publicidad más efectiva que nos ayude a incrementar las ventas con la menor inversión posible: redes sociales, anuncios en prensa, cuñas radiofónicas,  pago por posicionamiento en buscadores,… pero ¿cuál es la publicidad más efectiva en los tiempos que corren?

Todos estos soportes son grandes aliados para anunciar nuestros productos y servicios. Pero también hay otro tipo de publicidad mucho más sencilla y eficiente, que además siempre ha estado ahí:  el trato y el contacto diario con el cliente, tanto para lo bueno como para lo malo. Si ofrecemos buenos servicios, productos de calidad, buen trato en la atención,… no sólo captaremos clientes sino que, mucho más importante, los fidelizaremos para futuras compras. Además, se convertirán en el altavoz que nos generará nuevas oportunidades de negocio al recomendar nuestra empresa a familiares, amigos, colegas de trabajo,… Del mismo modo, si lo que ofrecemos no cumple con las expectativas de los clientes y dejamos insatisfecho a más de uno, estás malas experiencias también correrán como la pólvora cerrando la puerta a nuevas expectativas comerciales.

Son varios los aspectos que repercuten en la satisfacción de nuestros clientes y contribuyen a la consolidación de nuestra marca o empresa. Entre ellos, enumeramos 3 conceptos fundamentales:

–          Productos y servicios de calidad: está claro que hoy en día es muy difícil tener un producto único en el mercado, y que tendremos una dura competencia.   Aquello que ofrezcamos, productos y servicios, debe tener sello propio, debe marcar una diferencia dentro de la jungla empresarial, pues tendrá que valer para que el cliente se decante por nuestra empresa y no por otra en su decisión de compra. ¿Qué le podemos dar, como valor añadido, que no le pueden dar los demás?

–          Buena relación calidad-precio: Sabemos que lo “bueno, bonito y barato” es lo que persigue todo el mundo, pero también que “lo barato sale caro”. El precio debe ser “el precio justo” en base a lo que ofrecemos, sus costes y el margen de beneficio que se asigne de manera razonable.

–          Calidad en la atención al cliente: el cliente jamás olvida el trato que recibe por parte de una empresa, y si no queda satisfecho, encontrará numerosas alternativas en el mercado para invertir su dinero. ¿Por qué ha de ser fiel si no recibe un buen trato? Cuando queremos vender, y nos olvidamos de la otra parte, de los que quieren comprar, se rompe toda relación comercial. Si queremos vender, primero debemos pensar en el comprador y como el comprador. A partir de ahí, será mayor nuestra predisposición a entender y satisfacer las necesidades de los futuros clientes.

Esta publicidad diaria que proyectamos empieza en el minuto 1, desde que alguien se decide a entrar por la puerta de nuestro establecimiento  o el momento que descuelga un teléfono para contactar con la empresa y escucha: “Buenos días, mi nombre es Pepito, ¿en qué puedo ayudarle?”