comercialEl buen comercial no vende burras, vende caballos

¿Quién no ha escuchado en más de una ocasión la  expresión “vender la burra” o su versión más moderna  y motorizada de “vender la moto”?

Ambas expresiones, “Vender la burra/moto (a alguien)”  vienen recogidas Real Academia Española y su significado, como locución verbal coloquial, no es otro que “Tratar de convencerlo de algo con mucha labia, especialmente si es falso o poco creíble”.

Como observamos, tanto monta, monta tanto, una burra como una  moto a la hora de vender. La frase ha evolucionado de la mano de la tecnología sin perder su significado. No sabemos si se dará alguna otra evolución futura y, en tal caso, cuál será.

A pesar de utilizar esta frase a menudo, y de tratar de averiguar su verdadero origen, nadie sabe a ciencia cierta su procedencia ¿por qué una burra y no un burro?¿Existen connotaciones sexistas?¿Por qué no una cabra (la de la legión, por ejemplo) o una vaca (la que ríe, por ejemplo también)?

El caso es que hasta el mundo de la publicidad ha echado mano del dicho para llegar a la audiencia, como es el ejemplo de Ruralcaja:

Ni la wikipedia ni la “googlepedia” nos da pistas al respecto del origen de esta manida expresión tras una ardua investigación. Nada sabemos si  fue heredado de la prehistoria o de la historia, si lo dijo Marco Polo un día D a una hora  H comerciando un día de verano por el Extremo Oriente, o salió de la boca de un fulano que se dedicaba al venta ambulante de burras y en una negociación, cuando trataba de cerrar un trato, otro fulano le gritó: “que no te venda la burra, que está mellada”. Al respecto, sólo sabemos…que no sabemos nada.

Sin dedicarle más palabras a tratar de encontrar su origen, su sola existencia lleva a que, en numerosas ocasiones, a los comerciales en general se les etiquete como “vendeburras” o “vendemotos”. Si hacemos caso la definición de la RAE que hace hincapié en “convencer especialmente si es falso o poco creíble”, sería una osadía tratar de meter a todo el gremio en el mismo saco. Haberlos, hailos, como diría aquella, que tratan de vender lo invendible e incluso haciendo uso de artimañas poco éticas y profesionales. En todos los sectores, como en la vida misma, hay ovejas negras, pero el buen comercial no vende burras: vende caballos e incluso caballos de pura raza.

Lo que está claro es que para vender un producto o un servicio, el comercial es el primero que debe creer en la valía del mismo, de lo contrario, será complicado que sus ventas lleguen muy lejos.  

Dicho todo esto, ¿alguien sabe cuál es la procedencia de la expresión?